martes, 19 de enero de 2010

Montañas.

Hace un par de meses, en una ruta senderista por la Sierra de Guadarrama conocí a César Pérez de Tudela. No sabía quién era, ni que fuese famoso, o que lo había sido, ni conocía su trascendencia profesional. De inicio sólo me llamó la atención ver a un hombre de cierta edad subiendo y bajando la montaña a un ritmo colosal. Luego me sorprendí enormemente cuando leí que tiene sesenta y nueve años. Todo será por el aire de las montañas. Visto más de cerca me impresionó que su extraordinaria actividad física se completaba con una mirada sabia, un verbo pausado y humilde, una humanidad sin aspavientos. Supuse que este hombre debía tener un increíble fondo de armario y busqué en internet.
Comprobé que muchos lo recuerdan como personaje televisivo, pero este señor es mucho más. Abogado, periodista, policía, escritor... y ante todo aventurero y alpinista. He descubierto con la lectura de su libro "Cinco montañas solo" a un pionero, un aventurero real, una persona que mezcla deporte y espiritualidad en extrañas dosis para la sociedad actual. En su letra escrita, como en su mirada, uno descubre verdades profundas sin concretar, verdades que uno ya no sabe si son humanas o de naturaleza pura.
Uno intuye en sus palabras que quizá la verdad no sea una respuesta concreta sino una actitud ante los medios; un espíritu vivo y no una respuesta ante la muerte. Me quedo pensando que vale más una montaña que la más enorme catedral.

viernes, 1 de enero de 2010

Y Belén Esteban anda por ahí.

El año nuevo llega con los sms de felicitación. ¡Qué divertido! Los que he dado en llamar sms de "todo a 100", de cuando eramos pesetas.
Se trata de hacer una dedicatoria, que incluso se copia sin pensar, y se reenvía por reenviar a todo quisque. ¡Cuánto sentimiento! ¡Que trato tan personalizado y emotivo! Luego nos cabreamos cuando la empresa de turno o la administración tocanarices correspondiente nos iguala por el mismo rasero con un lenguaje incomprensible, como si fueramos una máquina o un simple número. Ante todo un número primo.
Me sorprenden más aún esos mensajes cuando mezclan la felicitación correspondiente con las filias y fobias de moda, que siempre son las mismas: "te deseo lo mejor, y ZP es un inepto cabrón", "feliz navidad, y el PP a la cárcel por asesino y corrupto" "te quiero con toda mi alma, pero más a las seis copas del Barsa" "que los Reyes vengan con una buena nevada, todo blanco y viva Cristiano Ronaldo"
Se me saltan las lágrimas.
Todos somos muy navideños pero en conjunto sólo nos movemos por las etiquetas. Y es que nos encanta mezclar la política en todo, hasta en zonas donde no existe la política. Nos encanta el chismorreo, los rumores, felicitar sin olvidarnos de atacar al vecino. Nos encanta cagarnos en el Estado, en la administración y en nuestra empresa o trabajo. Parece que así exaltamos nuestra traqueteada individualidad, tan querida y tan pretendidamente independiente. Y luego nos dedicamos a enviar sms de todo a 100, es decir, a guiarnos por las etiquetas que decimos odiar, a seguir los juegos que nos atan o decepcionan, a anteponer la política a las personas. A usar el teléfono para cualquier cosa menos para hablar cara a cara.
En este sentido creo que soy un tipo raro, pues sólo he enviado dos sms y ha sido para contestar, por educación y de forma diferenciada, dos felicitaciones que me han llegado. En fin, creo que así no voy a ninguna parte.