jueves, 24 de febrero de 2011

Ilusiones, creo que vanas (II)

Diez años dan para mucho o para poco, para seguir igual o para empeorar, quién sabe. En todo caso el tiempo es implacable. Dicen los físicos que los viajes en el tiempo son posibles, según la teoría de la relatividad, pero sólo hacia el futuro. Quizá se limiten a expresar con ello, técnicamente, lo que el refranero popular y nuestro cuerpo sabe desde siempre: que el tiempo pasa volando, y si no lo aprovechas te plantas en el futuro sin darte cuenta.
Será posible viajar hacia el futuro, pero lo malo de ello es que puedes olvidar muchos presentes. Así no merece la pena. Como ser subjetivo prefiero fijarme en la perspectiva antes que el minutero.
Recuerdo que hace diez años, allá por septiembre de 2001, Al Qaeda atacaba las Torres Gemelas y el Pentágono mientras todo se me presentaba con una niebla densa y juguetona.
Ahora, Oriente Medio sufre una ola de revueltas contra el poder arcaico y dictatorial y Gadafi achaca a Al Qaeda dichas revueltas en Libia.
No sé si los físicos tendrán una teoría que explique que la vida es recurrente, pero así me lo parece, donde los errores son el líquido de contraste del experimento que nos reta a enfermar o a sanar. Nos limitamos a cambiar los factores pero el producto tiene escaso margen de mejora.
El imaginario colectivo y personal es implacable para construir y destruir mitos. Tras diez años el enemigo del mundo occidental (Al Qaeda) es utilizado como enemigo de una dictadura árabe: las excusas nunca son buenas y, como decimos los letrados pedantes, "excusatio non petita acusatio manifesta"
Yo en esto diez años es posible que haya cambiado poco, quizá nada, pero al menos me he cansado ya de oír excusas propias y ajenas.
Lamentablemente compruebo como el poder político sigue accionando como principal argumento las excusas, la búsqueda de un enemigo razonable que lo legitime y la creación de cortinas de humo.
Ya sabemos la excusa de Gadafi. Espero con ansia la excusa del "mundo libre". ¿Supuestas armas de destrucción masiva? ¿Subida del precio del petróleo?
Por mi parte espero no ser recurrente y saber cambiar de perspectiva, que a mí eso de los viajes en el tiempo no me suena nada bien, me parecen una mezcla de botox, crionización, quirófano y guerra de las galaxias, quizá por eso Gadafi se vista como Michael Jackson. Y vayan a tener un final parecido.

sábado, 12 de febrero de 2011

Ilusiones, creo que vanas.

Poco importan las ideologías cuando nos tocan el intestino, el bolsillo o los placeres. En la Revolución francesa o en la actual Plaza Tahrir tanto pesó el hambre como la imprenta, y a saber si fue primero el huevo o la gallina.
Las malas cosechas, las hambrunas, las periódicas crisis económicas... La actual subida del precio de los alimentos. Con hambre se llevan peor los discursos presidenciales, los discursos de Nochebuena. Si nos ponen a Zapatero en prime time sin internet, sin rebajas, con otra crisis y con hambre la liamos parda.
Entiendo perfectamente a Egipto pero no comprendo su futuro ni soy bonachonamente optimista. Desde los sillones de occidente nos solidarizamos con ellos y poco tardarán en hacer camisetas, chapas y gorras al efecto. Pero, en vez de una óptica práctica, nos imbuimos de romanticismo revolucionario trasnochado, de esa suave y narcótica hipocresía de clase que nos dejó la decadencia del PSOE de González... De eso que siempre quisimos o nos gustaría hacer o ser y nunca haremos mientras, al menos, nos permitan fumar en la calle y, pese a la crisis, no pasemos demasiada hambre.
En Egipto no luchan por nuestros conceptos de democracia, derechos o libertades. Simplemente tratan de echar a un sátrapa que ha llegado al límite, sin saber muy bien a dónde van ni qué quieren.
Mubarak se va por la pobreza y por sus propios, excesivos y continuados errores. Y porque sin petróleo ni gas la presión internacional ha tenido éxito sin necesidad de misiles.
No seamos ingenuos ni optimistas. Echémos un vistazo a Berlusconi y a nuestro Parlamento.
Miedo me da pensar que objetivos tendrán algunos de los egipcios sonrientes que inundan hoy con regocijo las portadas de los periódicos digitales. Lo poco que necesitamos para regodearnos y retozar en el barro.


P.D.1º: Tengo dos dudas totalmente malintencionadas:
- Qué hará el Premio Nobel de la Paz (y también Presidente de USA) Mr. Obama. ¿Le interesará tanto Egipto como Irak o Afganistán en el objetivo de introducir la democracia en Oriente Medio y el mundo islámico?
- Qué postura crítica adoptaran frente a las decisiones de Mr. Obama los "progresistas" españoles.

P.D.2º: Haber a quién coloca o consiente colocar Occidente (con la influencia capital del Premio Obama de la Paz) como Presidente de Egipto, como les salga otro Sadam Hussein ya tenemos entretenimiento para rato y podremos renovar el bucle de regodeo y proselitismo de nuestra superioridad ética y moral.

martes, 8 de febrero de 2011

Para, normal.

Parece ser que en estos tiempos de alta velocidad y tecnología punta y tecnología desfasada y vuelta a la tecnología punta, lo que vende son las exageraciones, eso sí, mezcladas con eufemismos. Y hoy no voy a por el "nuevo" periodismo deportivo. Resulta que todos queremos ser muy originales pero, más aún, políticamente correctos. Todos muy liberales, modernos, transgresores, modernillos, liberados, ocurrentes. Pero sin pasarse, luego todos vestiditos de Zara y Adolfo Domínguez.

La libertad de cada uno ya no termina donde empieza la del otro: aspira al infinito y, en todo caso, termina en la sanción legal de lo que no nos gusta de los demás. Y ya todo se mete en una Ley, o en un Real Decretísimo, incluso el espacio aéreo de la mosca cojonera. Y la democracia se ha asimilado como la autosuficiencia de cada individuo para convertirse en un pequeño dictador. Y el deporte nacional ya no es el chismorreo sino, directamente, tocar los huevos. Espera Ramón, que te pierdes, vete al caso concreto.

Confieso estar suscrito vía e-mail al boletín electrónico "casadellibro.com", cosa que yo creía medio seria y útil para estar informado de novedades y curiosidades bibliográficas por si me da por leer. El otro día me sorprendieron vía spam con una publicidad o promoción demoledora: "LLEGA LA AUTORA REVELACIÓN DEL GÉNERO ROMÁNTICO PARANORMAL"

Llevo dos noches sin dormir.

Yo que creía que los géneros literarios eran el lírico, el épico y el dramático, o el narrativo, el poético... Pensaba yo en conceptos y no en ocurrencias marketingnianas. Pero esto, dentro del contexto actual, no me sorprende.

Mi sorpresa la dedico en especial al SUB-SUBGÉNERO inventado: el "romanticismo paranormal" Mi limitada imaginación no llega a entender romanticismo alguno entre "entes": cosas o supuestas cosas no calificables como seres humanos vivos. No, no peco de inocencia en este caso, que ya sabía yo que los sentimientos, o algo parecido, se venden en tiendas de todo a cien. Esto es otra cosa: estas idealizaciones amorosas paranormales ya son ganas de trasroscar el concepto de "cazafantasmas".

Bueno, quizá sea culpa mía, y me he liado con una interpretación excesivamente literal. Quizá el creador del SUB-SUB-SUBGÉNERO citado haya intentado hacer una ocurrencia irónica y descreída afirmando supuestamente que todo lo romántico es paranormal, lo cual tampoco me sorprende en el actual contexto posmoderno de "mujeres hombres y viceversa"; he de concederle al redactor en este punto una leve sonrisa si esa ha sido su intención, pero nada más.

Creía yo que esto de idealizar el amor (independientemente de los resultados que dé, ese es otro tema) es decir, esto de que cada uno creemos nuestro propio concepto de amor y lo apliquemos a quién queramos y cómo lo queramos (no empecéis con fabulaciones libidinosas que estoy en plan filosófico, leches) era algo exclusivamente humano, y de las pocas cosas que merecen la pena.

En fin, que he decidido estar una temporada sin leer salvo lo estrictamente necesario, y yéndome a montes varios (y no muy lejanos como decía el ya caricaturesco Aznar) a entrenar los 110 del GTP2011. Seré yo el loco, pero no imagináis lo a gusto que se está a 2.000 metros de altura, de noche, reventado de andar y solo. En esos momentos las exageraciones eufimísticamente originales y demás patrañas no existen ni como vago recuerdo.

Con el siguiente párrafo trato de anticiparme a un posible futuro cercano, que parece de ciencia-ficción, pero cosas peores hemos visto ya. Aviso a navegantes:

Sancionen, malversen los caudales públicos, no dejen fumar y cobren impuestos por ello, no dejen ir sin camiseta por un paseo marítimo, no dejen llevar sueltos a los perros en un monte, pónganle puertas al campo y al mar si quieren, denle un premio ondas a Jorge Javier Vázquez, cambien CNN plus por Gran Hermano 24 Horas, pongan zona azul hasta en el barrio de San Martín de Porres, pongan cámaras en las calles, sigan preocupados por decorar las rotondas, dejen a Batasuna presentarse a las elecciones, sigan buscando a Bin-Laden, creen una nueva burbuja inmobiliaria con la que estafar a los ciudadanos, aumenten prestaciones sociales y generen paro al mismo tiempo... Hagan todo eso y más, que se les da a ustedes muy bien, pero dejen en paz el romanticismo, que como este recién inventado SUB-SUB-SUB-SUBGÉNERO se convierta en tendencia, luego llegue a ser "trend-topic", luego siga creciendo la bola, luego llegue a oídos o al hocico de la Ministrísima Pajín y decida entonces hacer una ley sobre el romanticismo la hemos cagado o, mejor dicho, la habremos jodido.

En lo que ha quedado uno, ¿por criticar los tiempos que corren me he llegado a convertir en romántico?

Lo dicho, me voy, que me largo a trabajar y a entrenar, a correr, con la bici, a los montes no muy lejanos, quizá encuentre yo las armas de destrucción masiva sin querer... Y en junio me piro a la Sierra de Madrid a convertirme en naturaleza por unas horas, que sale barato y no da resaca. Efectivamente, estoy loco pero es que...



P.D.: Escrito por un ciudadano/abogado/lector/corredor/animal cansado de las discusiones absurdas, las quejas inmotivadas, los cantos de sirena, los clientes del turno de oficio despechados, los rumores de vida en Marte, el sensacionalismo, los tertulianos vociferantes, el marketing bastardo, aquellos jueces que van de pistoleros, las iniciales por personas y demás parafernalia que como se convierta en camino acabamos en el abismo.