Hoy he visitado el abandonado blog de un amigo que ha vuelto a las andadas en esto de escribir de vez en cuando en un blog. Al hacerlo he recordado que yo también tengo o, al menos, tenía uno. Pensé que quizá me lo hubieran hasta suprimido y he venido aquí corriendo. ¡Sigue vivo! Y moribundo.
No me gustan los tópicos, pero esto se merece uno: ¡Cómo pasa el tiempo!
Desde abril no venía por aquí, qué curioso, algún motivo habrá para ello, esta noche me lo preguntaré antes de dormir, aunque los motivos muchas veces no importan.
Hasta me han inhabilitado el contador de visitas, tendré que colocar otro, aunque dada mi dejadez ya nadie me visitará.
De hecho, hasta he olvidado de que escribía yo por aquí, pero viendo el título de la última entrada quizá se explique lo que me ha pasado después: desapego.
Intentaré no perder la forma porque, muchas veces, escribiendo para nadie en concreto uno acaba sintiendose a gusto con todos.