viernes, 7 de enero de 2011

Poco a poco.

Oxidado, estoy oxidado. No recordaba que eran las agujetas, por pocas que sean. Hora y media de tenis. Agujetas. Al día siguiente media hora corriendo. Hay medias horas que son largas y otras que son cortas. La de ayer fue larga. No sabía que mi cuerpo podía albergar tanto gas y tanto líquido.
El cuerpo se rebela cuando lo cambias de costumbre. Le da igual correr diez kilómetros al día que estar todo el día sentado, pero siempre lo mismo, por favor. En media hora de carrera suave mi carne y hueso me recordó todas las molestias, grandes o pequeñas, que he tenido alguna vez.
El cuerpo es un cachondo, te avisa y luego se esconde, pero deja el mensaje bien claro. ¿Te acuerdas de la tendinitis en la rodilla? Durante cinco minutos noto una ligera molestia que desaparece sin problemas. ¿Recuerdas la fascitis? Lo mismo. ¿Y las contracturas de la espalda? ¿Y las sobrecargas de los gemelos? Todo viene y va por unos minutos, y no por necesidad sino por pura advertencia.
Hoy tocan cuarenta minutos. Y me estoy mirando como si este cuerpo no me perteneciera y me fuese a contar un chiste de un momento a otro.

3 comentarios:

Pedro Valdivieso dijo...

Qué agujetas, lo que te duele es el resultado escándaloso del partido.!!!!!

Pedro dijo...

Ese acento no lo he puesto yo, eh

R. Gª. ALDARIA dijo...

Vaya, acabo de leer el comentario... En el tema de los resultados he ido mejorando...