viernes, 24 de abril de 2009

Denominaciones de origen.

Hace un par de semanas, o quizá sean ya tres, oí la expresión "pleito de calidad", y por entonces andaba yo pensando en otras cosas a toda prisa y no reparé lo sufiente en su sentido. Lo que me vendían con esa etiqueta tenía un doble significado. Por un lado, tratar asuntos poco comunes, extraños, por ello supuestamente más difíciles aunque sólo sea por tener que estudiar algo nuevo (a pesar de que luego, muchas veces, resultan más sencillos) Por otro lado, claro está, la calidad se refería a la cuantía... y a más cuantía mayor la minuta.
Calidad. Según la R.A.E. tiene diversas acepciones. Los que con dicha expresión trataban de convencerme está claro que iban por "2. f. Buena calidad, superioridad o excelencia" Aunque la calidad en términos generales, como primera acepción es: "1. f. Propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo, que permiten juzgar su valor" Por lo que puede ser buena o regular o mala. Y ahí esta el tema, porque un pletio puede ser de calidad por muchos aspectos. Por ejemplo, la mayoría de abogados de los acusados del juicio del 11-M iban con abogados del turno de oficio. ¿Era ese un pleito de calidad? Entiendo que por intereses de todo tipo no cabe mayor calidad, si bien a algunos letrados les costase dinero dedicarse a ello en cuerpo y alma. Incluso un enrevesado juicio de faltas en muchas ocasiones requiere mayor habilidad que un mega-ordinario, debido a la improvisación de la prueba y otros menesteres.
Calidad. Resuena en mi memoria esa palabra, y releyendo sus demás acepciones, desde la perspectiva que da el tiempo, me queda claro que, para lo que me afectaba, aquella calidad que se me ofertaba como producto estrella no era otra cosa que "9. f. pl. Condiciones que se ponen en algunos juegos de naipes" o, incluso, "1. loc. verb. desus. En el arriendo de las rentas reales, comunicar relación jurada del estado de las cobranzas y pagos". Mi memoria se queda con un tufo a que había algo de truco, algo de sometimiento. Creo no equivocarme.
P.D.: Releyendo esta entrada para colgarla en el blog he caído en lo curioso que resulta que 21 acusados por el 11-M fueran con abogados del turno de oficio, como cualquier delincuente común sin medios ni conocidos recomendables. Curioso.

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