Quedan veinticinco días escasos para la Maratón y el cuerpo empieza a estar en forma o preparado o lo que sea. Síntomas de dicho estado:
- Te aprietas dos cañas y te coges una buena chispa.
- Te aprietas 21 km de entreno dominguero, y te entra cargo de conciencia por estar toda la tarde parado y te acabas subiendo un rato a la bicicleta estática.
- Tienes hambre y sueño permanentemente, menos cuando estás corriendo o comiendo.
- Correr una media maratón se convierte en una rutina los fines de semana.
- El estómago te pide agua en vez de vino, y pasta en vez de carne. Qué locura.
- Empiezas a pensar en pruebas más largas que la maratón sin haber corrido aún ésta.
- Todo el mundo te dice que estás más delgado, y llevan razón.
- Descubres que en los bolsillos de los pantalones puedes meter cosas y lo útiles que son los cinturones.
- Confirmas que no es que tengas callos en los pies, es que tus pies son un callo.
Pero lo que más me preocupa sigue siendo lo primero: con dos cervezas te amoñas.
En fin, al menos todo esto, como alguien ha escrito por ahí, es una "locura inocua". Si no ya estábamos en la trena.
Por cierto, ya tengo la condición de "miembro (con perdón)" a todos los efectos, con la oportuna semblanza en http://corriendoporelcampo.blogspot.com/
Nos estamos descarriando, parece, y sin vuelta atrás.
Dentro de veinticinco días veremos si llegamos a meta.
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