martes, 29 de mayo de 2012

En construcción.

¿Cómo se adaptarán unos tipos del C.D.E. CorriendoporelCampo al triatlón? ¿Casará el polvoriento ultra-trail con la estética deportiva, inmaculada y fashion de los hombres "tri"? Servidor y un tal Jorge (según parece proveniente de la residencia Ureña-Ramos) han puesto ya las primeras piedras. El reto ha pasado del chascarrillo a la acción. Comenzamos hace tiempo a atosigar nuestra bicis de campo por culpa de nuestras inflamadas cintillas iliotibiales. Ayer empecé doblando entreno, 30 km de bici por la mañana, 10 km de carrera por la tarde. Pero esto ya va más en serio: hoy vamos a la piscina. Por lo visto es un recipiente de agua más grande que una bañera pero más pequeño que el mar. Y no vamos por ir, sino a hacer una prueba de nivel, mejor dicho, de no nivel, con el Club de Natación de esta nuestra patriótica ciudad. El objetivo es hacer de aquí a uno año, aproximadamente, un "medio ironman", lo que vienen siendo 1.800 m de nado en aguas abiertas (espero que al menos haya tapón en el fondo), 90 km de bicicleta de carretera y 21 km corriendo. Entre 6 y 8 horas de esfuerzo. Lo que viene siendo estar haciendo el ganso, del agua a la bici y a correr, en lo que dura una noche de juerga. "Medio ironman" se llama, sí.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Un paso adelante.

EL FINAL Y LA SALIDA.- No sé quién dijo aquello de que una retirada a tiempo es una victoria. Sí, me retiré de los 101 de Ronda. Y lo de la victoria no lo digo por justificarme, ni mucho menos. Os explico, que no es fácil. Dije algo sobre el tema de las sensaciones en los ultras, y el pasado sábado estuvo lleno de sensaciones positivas. Hasta el kilómetro 45, claro, donde reapareció la sobrecarga en la rodilla, de forma muy dolorosa y repentina, tanto que casi no podía levantar la pierna. Aguanté hasta el 55 y a casa. Al inicio dudaba de mis fuerzas. Tres días antes había tenido fiebre y había previstas temperaturas entre 32 y 36 grados. Se llegó hasta los 38. Además estaba incómodo: miedo al aguante de la rodilla, masificación de corredores en la salida, congestión nasal. Apiñado en el avispero de corredores, antes de salir, un mando de la Legión dio un emotivo discurso. Dijo "que somos la esencia de esta prueba" (Yo pensé: "Y está prueba la esencia y la pionera del ultra-trail en España") Ante los vítores de las carnazas ya sudorosas y cubiertas de vaselina y protector solar, dicho mando fue calentándose, henchido de patriotismo, llegó a decir "qué con este esfuerzo hacemos historia" y que "somos lo que España necesita para salir de la crisis" He de reconocer que ahí me vi desbordado, sentí más presión que Sergio Ramos en el punto de penalty. Ahora me siento culpable, porque quizá la culpa de la caída de Bankia haya sido mi retirada de la prueba. Mientras seguía asimilando el hecho de que iba a hacer historia (no sé si con mayúscula o con minúscula) el mando legionario nos incitó a gritar tres vivas, sí, como en las bodas, tras tres proclamas de nuestro enardecido anfitrión dirigidas a la Legión, al Rey y a España. Dicho sea de paso, esas vivas me parecieron oportunas y sanas (lo digo sin ironía alguna, incluso con agradecimiento) pues esta prueba nació como forma de acercar la Legión a la población civil inculcando el esfuerzo al modo legionario, es decir, haciendo una barbaridad de forma desinteresada y generosa. Y os aseguro que esa motivación sigue viva en la prueba, se aprecia en la solidaridad y respeto que te muestra cada legionario (con las pintas que llevamos y nos llaman de usted), y en las ganas y fuerzas que ponen en cada detalle de la organización. Además te ofrecen ese acercamiento, esa convivencia, sin exigencias más allá de tu participación: no te exigen méritos patrióticos ni te hacen jurar bandera. Pues eso, que viva la Legión, que viva el Rey, y que viva España. Si bien, mientras daba mis primeros pasos, no pude evitar acordarme, por este orden, de Urdangarín, de los Cortina, el Tribunal Supremo y los elefantes. Mientras seguía soltando mocos, pero ya en plan deportivo, sonándome al viento. En cuanto al tema técnico me sorprendieron dos cosas: Por un lado, muchos marchadores no llevaban siquiera una riñonera o bidón de líquido, y aunque haya avituallamientos cada cinco kilómetros esa distancia se puede hacer eterna dependiendo de las circunstancias. Por otro lado, muchas prisas en la salida, adelantamientos, cruces de corredores, tropezones... A cada grupo que me adelantaba opté por ir un poco más despacio aún y echar un trago de agua, para evitar picarme o, cuando menos, dejarme llevar por el ritmo de la marabunta. Total, quedan apenas 95km para meta. EN RUTA.- Hace tres años que hice esta prueba, tres años en los que tampoco le he dado muchas vueltas a recuerdos sobre la misma y, por eso mismo, me resultó muy curioso que me acordaba de cada momento y de cada kilómetro vivido entonces. Creía que iba a pasarme sólo en la salida, que luego todo el campo es igual y que habría cambios en el recorrido. Pero no, recordaba perfectamente lo que iba a venir, los puestos de avituallamiento estaban en el mismo sitio y, más aún, recordaba perfectamente lo que hice hace tres años en cada punto o en qué condiciones iba o, incluso, con quién compartí kilómetros y de lo que hablamos. Será que cuando ponemos la cabeza en modo supervivencia, frente a un reto desconocido, se nos quedan auténticas huellas fósiles. Cosas de los ultras y la naturaleza. Había que hacer cola en los avituallamientos, y el calor empezaba a desbordar cualquier previsión. Calculo que si en cada puesto bebía dos vasos de líquido y rellenaba el bidón (y le echaba una pastilla de sales) en cada hora engullía aproximadamente: Algo más de un litro de liquido, un gel de frutas, unos gajos de naranja, un par de mordiscos de jamón serrano (¡alabado seas!)y algún picoteo más. Como dijo un ultrero inasaciable: el metabolismo de un tiranosaurio adolescente antes de pegar el estirón. No sé si soy gasolina o diesel, pero ¡qué buen está todo! Por coger referencias, que no por ir más rápido, calculé que un buen ritmo era entre los 6 y los 7km por hora, dependiendo de la dificultad del terreno, lo que llevaría a un tiempo total de entre 15 y 16 horas. Aunque parezca mentira llevar el GPS puede ayudarte a ir más lento: Coges referencia del posible tiempo final, evitas ir más rápido de lo debido al principio y regulas mejor. En la 3ª y 4ª hora fui casi parado diez minutos alimentándome bien y estirando pues ya había cumplido los 7km hora. Me dije: "Si tienes ganas y huevos, y tan sobrado vas ahora, te esperas y corres a partir del 70km" No llegó ese momento, no sé lo que me habría respondido entonces. EL ROSARIO DE LA AURORA.- Las cifras lo dicen todo: casi 800 marchadores retirados, lo que supone casi un 30%. No se me va a olvidar la cuesta de salida de Arriate. En mi tramo de carrera vi hasta a diez retirados graves, tumbados, subidos enrollados en una manta, tiesos como una vara, a las ambulancias de la Legión. Infinidad los que daban cuatro pasos y se sentaban a la sombra. Descargué peso de la mochila repartiendo una cuantas barritas y agua. Adelanté a muchos de los fogosos del principio. Iba con la inmejorable sensación de ir haciendo las cosas bien, sin sed, sin hambre, sin demasiado calor. Y la cuesta, pasados los cortafuegos de este año, no me parecía para tanto. ¿A qué al final lo hago en 16 horas? RETIRADA.- Pues no. La cintilla iliotibial, con ese nombre a cachondeo, a cosa sin importancia casi simpaticona, resulta que duele mucho. No es grave, pero te llega a bloquear la rodilla, y pisas mal, y tiras de la cadera y de lo que puedes y, al final, se te duerme la pierna. Cagoenlaostia. Pero bien, voy bien, curiosidades del destino: me siento con más fuerzas y posibilidades de acabar el Gran Trail de Peñalara tras esta retirada que antes de ir a Ronda. Y ese es, por muchos motivos, el objetivo deportivo del año. Ahora, más que de entrenar, dependo del fisio y de mi cabeza, no sé si conseguiré ponerlas de acuerdo. Difícil.

jueves, 10 de mayo de 2012

A Ronda, más por instinto que por cojones.

En el año 2009, me dio por ir a RONDA a hacer la consolidada prueba de los 101KM a pie. Mi primer ultra. Mi primera prueba por encima de la distancia maratón. Muy por encima, para empezar con ímpetu. Fue una osadía, aparentemente ridícula, practicada casi con nocturnidad, con un punto de ostracismo y con mucho desconocimiento. "Pero, este tío, ¿qué coño hace?" Ni yo mismo lo tenía claro por entonces. Tres años después el ultra-trail está más divulgado (En términos comparativos, claro, dentro de su olvido) Aunque sea como un añadido folclórico y polvoriento a la masiva incorporación homínida al running. - "Pero, vamos a ver, eso de los 101km, ¿Cómo se hace? ¿Vas corriendo todo el tiempo? ¿Andando? ¿Paras a comer?" Yo contestaría que un poco de todo, pero que lo más importante es ver y respirar, y escuchar a tu cuerpo y aprender de él, y hacer lo que puedas. Salvo los pocos iniciados, o los más escasos informados, nadie sabe siquiera como se hace una prueba de este tipo. Y aprovechando ese desconocimiento y el aparente exceso cuantitativo, muchos de los practicantes reconfortan su ego dándole tintes épicos al asunto. "¡Yo he sido capaz de hacer 101km!". Pues la madre que te parió. Yo, por llevar la contraria, esta semana he dicho infinidad de veces que "no, no es para tanto", y no sólo para tranquilizar a mi madre. Dicen por ahí algunos descreídos que los mitos nacen del desconocimiento pero, yo, que últimamente lo subjetivizo todo, y quizá sea más descreído aún, pienso que todo ese rollo mítico nace más aún de los crédulos que de lo increíble. Lo diré una vez más, "no son para tanto": Quiero decir que los 101 los puede hacer cualquiera con un mínimo de preparación y una enorme predisposición. Porque ser, lo que se dice ser, pueden ser todo lo que tu quieras. Al caso, para mí los 101 no son una versión ampliada de la batalla de Marathon y su Filípides de turno. Son más como la cuenta de la vieja, en plan cansino. Pero cansinos, cansinos. Sin categorías ni gilipolleces. Con el mismo cansineo satisfecho, dichoso, paciente, irónico, ufano, honesto e, incluso, brillante, por el que se han hecho famosos algunos tipos de La Mancha. Y ahí reside el gusto "ultra" por el campo, por el monte y por las montañas. En cambiar la perspectiva, en volver al ábaco, olvidar ídolos de cartón y calculadoras. En pocos lugares nos dejan márgenes para anteponer las sensaciones a los méritos, las emociones a los milímetros. Por mucho que el perfil de un ultra-trail se parezca al índice DOW JONES. En un ultra de esos se cuentan los kilómetros no por contarlos, no por sumar ni restar, sino porque después de uno, viene otro. Pues claro. Es difícil encontrar retos deportivos donde a casi nadie le importarte quién ha llegado el primero o qué tiempo a hecho. Dónde el primero no sea una referencia en ningún aspecto. El sábado no se juega ninguna final, no llorará desconsolado ningún vencido ni por los vencedores brotarán disturbios. Tres años después, cuando hasta me cuesta recordar quién era yo en el 2009, volveré a Ronda. Pasado mañana. Tras una reciente tendinitis de rodilla, tras un recientísimo catarro primaveral. Quizá no debiera ir. No iría si mi objetivo fuese hacer de todas, todas, 14, 15 o 16 horas, porque en mi estado probablemente no lo consiga. Pero yo voy a un ultra-trail, a conseguir poner mi cuerpo y mi cabeza en modo inercia durante todos los kilómetros que me dejen y pueda. A sentir así la inercia de todo lo que me rodea. A seguir descubriendo los motivos de hacer estas cosas. Hay muchas otras cosas que no buscan o no son dignas de explicación, sobre las que nadie se pregunta los "porqués". ¿Por qué será?