miércoles, 23 de mayo de 2012
Un paso adelante.
EL FINAL Y LA SALIDA.- No sé quién dijo aquello de que una retirada a tiempo es una victoria. Sí, me retiré de los 101 de Ronda. Y lo de la victoria no lo digo por justificarme, ni mucho menos. Os explico, que no es fácil.
Dije algo sobre el tema de las sensaciones en los ultras, y el pasado sábado estuvo lleno de sensaciones positivas. Hasta el kilómetro 45, claro, donde reapareció la sobrecarga en la rodilla, de forma muy dolorosa y repentina, tanto que casi no podía levantar la pierna. Aguanté hasta el 55 y a casa.
Al inicio dudaba de mis fuerzas. Tres días antes había tenido fiebre y había previstas temperaturas entre 32 y 36 grados. Se llegó hasta los 38. Además estaba incómodo: miedo al aguante de la rodilla, masificación de corredores en la salida, congestión nasal.
Apiñado en el avispero de corredores, antes de salir, un mando de la Legión dio un emotivo discurso. Dijo "que somos la esencia de esta prueba" (Yo pensé: "Y está prueba la esencia y la pionera del ultra-trail en España") Ante los vítores de las carnazas ya sudorosas y cubiertas de vaselina y protector solar, dicho mando fue calentándose, henchido de patriotismo, llegó a decir "qué con este esfuerzo hacemos historia" y que "somos lo que España necesita para salir de la crisis" He de reconocer que ahí me vi desbordado, sentí más presión que Sergio Ramos en el punto de penalty. Ahora me siento culpable, porque quizá la culpa de la caída de Bankia haya sido mi retirada de la prueba.
Mientras seguía asimilando el hecho de que iba a hacer historia (no sé si con mayúscula o con minúscula) el mando legionario nos incitó a gritar tres vivas, sí, como en las bodas, tras tres proclamas de nuestro enardecido anfitrión dirigidas a la Legión, al Rey y a España.
Dicho sea de paso, esas vivas me parecieron oportunas y sanas (lo digo sin ironía alguna, incluso con agradecimiento) pues esta prueba nació como forma de acercar la Legión a la población civil inculcando el esfuerzo al modo legionario, es decir, haciendo una barbaridad de forma desinteresada y generosa. Y os aseguro que esa motivación sigue viva en la prueba, se aprecia en la solidaridad y respeto que te muestra cada legionario (con las pintas que llevamos y nos llaman de usted), y en las ganas y fuerzas que ponen en cada detalle de la organización. Además te ofrecen ese acercamiento, esa convivencia, sin exigencias más allá de tu participación: no te exigen méritos patrióticos ni te hacen jurar bandera.
Pues eso, que viva la Legión, que viva el Rey, y que viva España. Si bien, mientras daba mis primeros pasos, no pude evitar acordarme, por este orden, de Urdangarín, de los Cortina, el Tribunal Supremo y los elefantes. Mientras seguía soltando mocos, pero ya en plan deportivo, sonándome al viento.
En cuanto al tema técnico me sorprendieron dos cosas: Por un lado, muchos marchadores no llevaban siquiera una riñonera o bidón de líquido, y aunque haya avituallamientos cada cinco kilómetros esa distancia se puede hacer eterna dependiendo de las circunstancias. Por otro lado, muchas prisas en la salida, adelantamientos, cruces de corredores, tropezones... A cada grupo que me adelantaba opté por ir un poco más despacio aún y echar un trago de agua, para evitar picarme o, cuando menos, dejarme llevar por el ritmo de la marabunta. Total, quedan apenas 95km para meta.
EN RUTA.- Hace tres años que hice esta prueba, tres años en los que tampoco le he dado muchas vueltas a recuerdos sobre la misma y, por eso mismo, me resultó muy curioso que me acordaba de cada momento y de cada kilómetro vivido entonces. Creía que iba a pasarme sólo en la salida, que luego todo el campo es igual y que habría cambios en el recorrido. Pero no, recordaba perfectamente lo que iba a venir, los puestos de avituallamiento estaban en el mismo sitio y, más aún, recordaba perfectamente lo que hice hace tres años en cada punto o en qué condiciones iba o, incluso, con quién compartí kilómetros y de lo que hablamos. Será que cuando ponemos la cabeza en modo supervivencia, frente a un reto desconocido, se nos quedan auténticas huellas fósiles. Cosas de los ultras y la naturaleza.
Había que hacer cola en los avituallamientos, y el calor empezaba a desbordar cualquier previsión. Calculo que si en cada puesto bebía dos vasos de líquido y rellenaba el bidón (y le echaba una pastilla de sales) en cada hora engullía aproximadamente: Algo más de un litro de liquido, un gel de frutas, unos gajos de naranja, un par de mordiscos de jamón serrano (¡alabado seas!)y algún picoteo más. Como dijo un ultrero inasaciable: el metabolismo de un tiranosaurio adolescente antes de pegar el estirón. No sé si soy gasolina o diesel, pero ¡qué buen está todo!
Por coger referencias, que no por ir más rápido, calculé que un buen ritmo era entre los 6 y los 7km por hora, dependiendo de la dificultad del terreno, lo que llevaría a un tiempo total de entre 15 y 16 horas. Aunque parezca mentira llevar el GPS puede ayudarte a ir más lento: Coges referencia del posible tiempo final, evitas ir más rápido de lo debido al principio y regulas mejor. En la 3ª y 4ª hora fui casi parado diez minutos alimentándome bien y estirando pues ya había cumplido los 7km hora. Me dije: "Si tienes ganas y huevos, y tan sobrado vas ahora, te esperas y corres a partir del 70km" No llegó ese momento, no sé lo que me habría respondido entonces.
EL ROSARIO DE LA AURORA.- Las cifras lo dicen todo: casi 800 marchadores retirados, lo que supone casi un 30%. No se me va a olvidar la cuesta de salida de Arriate. En mi tramo de carrera vi hasta a diez retirados graves, tumbados, subidos enrollados en una manta, tiesos como una vara, a las ambulancias de la Legión. Infinidad los que daban cuatro pasos y se sentaban a la sombra. Descargué peso de la mochila repartiendo una cuantas barritas y agua. Adelanté a muchos de los fogosos del principio. Iba con la inmejorable sensación de ir haciendo las cosas bien, sin sed, sin hambre, sin demasiado calor. Y la cuesta, pasados los cortafuegos de este año, no me parecía para tanto. ¿A qué al final lo hago en 16 horas?
RETIRADA.- Pues no. La cintilla iliotibial, con ese nombre a cachondeo, a cosa sin importancia casi simpaticona, resulta que duele mucho. No es grave, pero te llega a bloquear la rodilla, y pisas mal, y tiras de la cadera y de lo que puedes y, al final, se te duerme la pierna. Cagoenlaostia.
Pero bien, voy bien, curiosidades del destino: me siento con más fuerzas y posibilidades de acabar el Gran Trail de Peñalara tras esta retirada que antes de ir a Ronda. Y ese es, por muchos motivos, el objetivo deportivo del año. Ahora, más que de entrenar, dependo del fisio y de mi cabeza, no sé si conseguiré ponerlas de acuerdo. Difícil.
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1 comentario:
¡Bien hecho, Ramón!
A veces hay que correr con cabeza, lástima que la puta cintilla iliotibial te cortara los vuelos.
No obstante, "más vale llegar a tiempo que rondar cien años", que en nuestro idioma ultrero podría traducirse por "más vale para a tiempo que destrozarte en ronda con sus más de cien kilómetros".
En Peñalara darás el campanazo. O no, pero eso es lo de menos. Lo importante es querer y disfrutar, lo de poder ya lo dirá el tiempo.
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