Vas a Valdepeñas a una declaración, a media mañana, y te dicen que se suspende. ¿Estado de alarma, excepción o sitio? ¿Nos han invadido de nuevo los franceses? No. Es que el funcionario encargado del asunto está de baja. ¿Y no la puede tomar algún compañero suyo? ¿O Su Señoría, como corresponde? No. Que ya nos citarán para otro día. ¿Y no nos podrían haber avisado? No, porque lo tendría que haber hecho el funcionario que está de baja, y al estar de baja no habrá podido. Claro, claro.
El ilustre cazador y también Ministro Bermejo dijo algo de impulso interno, cuando la huelga y eso. Y se le echaron encima sin falta de razón. Efectivamente, tuvo que ser más prudente, que generalizar con lo peyorativo de terceros en huelga, siendo político, es ponerse en la guillotina mediática. Pero en algunos casos puntuales, como el que refiero, no le faltaba razón, ni mucho menos.
Es la una y media. Yo he perdido una mañana entera con la falta de solidaridad funcionarial o de impulso o de quién sabe qué. Y si quiero impulsarme internamente no me queda más remedio que ir a contra pie. Serán cosas del estío, o del hastío. Y hay que dejar las cosas cerradas antes de agosto y si me pilla Bermejo...
En fin. Al menos he visto los campos de Valdepeñas, las direcciones y cañadas anunciadas, y he recordado los pasajes del libro de Galdós que tengo en marcha, en pausa de relectura, esperándome para la siesta, con el General Castaños buscando la retaguardia de la canalla y Gabriel y Santorcaz trasegando La Mancha, hacia las cercanías de Bailén.
Como veís, me conformo con poco. Algo habrá que hacer entre pérdida y pérdida de tiempo.
2 comentarios:
Me sorprende que te sorprendas.
No me sorprendo, lo que pasa que como no protesto donde debo me desahogo en el blog...
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