martes, 8 de febrero de 2011

Para, normal.

Parece ser que en estos tiempos de alta velocidad y tecnología punta y tecnología desfasada y vuelta a la tecnología punta, lo que vende son las exageraciones, eso sí, mezcladas con eufemismos. Y hoy no voy a por el "nuevo" periodismo deportivo. Resulta que todos queremos ser muy originales pero, más aún, políticamente correctos. Todos muy liberales, modernos, transgresores, modernillos, liberados, ocurrentes. Pero sin pasarse, luego todos vestiditos de Zara y Adolfo Domínguez.

La libertad de cada uno ya no termina donde empieza la del otro: aspira al infinito y, en todo caso, termina en la sanción legal de lo que no nos gusta de los demás. Y ya todo se mete en una Ley, o en un Real Decretísimo, incluso el espacio aéreo de la mosca cojonera. Y la democracia se ha asimilado como la autosuficiencia de cada individuo para convertirse en un pequeño dictador. Y el deporte nacional ya no es el chismorreo sino, directamente, tocar los huevos. Espera Ramón, que te pierdes, vete al caso concreto.

Confieso estar suscrito vía e-mail al boletín electrónico "casadellibro.com", cosa que yo creía medio seria y útil para estar informado de novedades y curiosidades bibliográficas por si me da por leer. El otro día me sorprendieron vía spam con una publicidad o promoción demoledora: "LLEGA LA AUTORA REVELACIÓN DEL GÉNERO ROMÁNTICO PARANORMAL"

Llevo dos noches sin dormir.

Yo que creía que los géneros literarios eran el lírico, el épico y el dramático, o el narrativo, el poético... Pensaba yo en conceptos y no en ocurrencias marketingnianas. Pero esto, dentro del contexto actual, no me sorprende.

Mi sorpresa la dedico en especial al SUB-SUBGÉNERO inventado: el "romanticismo paranormal" Mi limitada imaginación no llega a entender romanticismo alguno entre "entes": cosas o supuestas cosas no calificables como seres humanos vivos. No, no peco de inocencia en este caso, que ya sabía yo que los sentimientos, o algo parecido, se venden en tiendas de todo a cien. Esto es otra cosa: estas idealizaciones amorosas paranormales ya son ganas de trasroscar el concepto de "cazafantasmas".

Bueno, quizá sea culpa mía, y me he liado con una interpretación excesivamente literal. Quizá el creador del SUB-SUB-SUBGÉNERO citado haya intentado hacer una ocurrencia irónica y descreída afirmando supuestamente que todo lo romántico es paranormal, lo cual tampoco me sorprende en el actual contexto posmoderno de "mujeres hombres y viceversa"; he de concederle al redactor en este punto una leve sonrisa si esa ha sido su intención, pero nada más.

Creía yo que esto de idealizar el amor (independientemente de los resultados que dé, ese es otro tema) es decir, esto de que cada uno creemos nuestro propio concepto de amor y lo apliquemos a quién queramos y cómo lo queramos (no empecéis con fabulaciones libidinosas que estoy en plan filosófico, leches) era algo exclusivamente humano, y de las pocas cosas que merecen la pena.

En fin, que he decidido estar una temporada sin leer salvo lo estrictamente necesario, y yéndome a montes varios (y no muy lejanos como decía el ya caricaturesco Aznar) a entrenar los 110 del GTP2011. Seré yo el loco, pero no imagináis lo a gusto que se está a 2.000 metros de altura, de noche, reventado de andar y solo. En esos momentos las exageraciones eufimísticamente originales y demás patrañas no existen ni como vago recuerdo.

Con el siguiente párrafo trato de anticiparme a un posible futuro cercano, que parece de ciencia-ficción, pero cosas peores hemos visto ya. Aviso a navegantes:

Sancionen, malversen los caudales públicos, no dejen fumar y cobren impuestos por ello, no dejen ir sin camiseta por un paseo marítimo, no dejen llevar sueltos a los perros en un monte, pónganle puertas al campo y al mar si quieren, denle un premio ondas a Jorge Javier Vázquez, cambien CNN plus por Gran Hermano 24 Horas, pongan zona azul hasta en el barrio de San Martín de Porres, pongan cámaras en las calles, sigan preocupados por decorar las rotondas, dejen a Batasuna presentarse a las elecciones, sigan buscando a Bin-Laden, creen una nueva burbuja inmobiliaria con la que estafar a los ciudadanos, aumenten prestaciones sociales y generen paro al mismo tiempo... Hagan todo eso y más, que se les da a ustedes muy bien, pero dejen en paz el romanticismo, que como este recién inventado SUB-SUB-SUB-SUBGÉNERO se convierta en tendencia, luego llegue a ser "trend-topic", luego siga creciendo la bola, luego llegue a oídos o al hocico de la Ministrísima Pajín y decida entonces hacer una ley sobre el romanticismo la hemos cagado o, mejor dicho, la habremos jodido.

En lo que ha quedado uno, ¿por criticar los tiempos que corren me he llegado a convertir en romántico?

Lo dicho, me voy, que me largo a trabajar y a entrenar, a correr, con la bici, a los montes no muy lejanos, quizá encuentre yo las armas de destrucción masiva sin querer... Y en junio me piro a la Sierra de Madrid a convertirme en naturaleza por unas horas, que sale barato y no da resaca. Efectivamente, estoy loco pero es que...



P.D.: Escrito por un ciudadano/abogado/lector/corredor/animal cansado de las discusiones absurdas, las quejas inmotivadas, los cantos de sirena, los clientes del turno de oficio despechados, los rumores de vida en Marte, el sensacionalismo, los tertulianos vociferantes, el marketing bastardo, aquellos jueces que van de pistoleros, las iniciales por personas y demás parafernalia que como se convierta en camino acabamos en el abismo.

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