martes, 16 de septiembre de 2008

Santos griales y venias.

Mis recuerdos de la Escuela de Práctica Jurídica son vagos e imprecisos y hoy, hablando de ella con unos compañeros, me ha venido a la memoria. La hora de la siesta... poca práctica, firmar la presencia pasiva, una promoción con poco compañerismo y... poca práctica.
Desde congregar a los espíritus del bosque en torno a una hoguera y menhires perfectamente alineados; desde los jeroglíficos, desde que Moisés cogió las Tablas en un monte de Oriente, desde la Piedra Rossetta, desde los Monasterios y sus copistas, pasando por la imprenta y la guillotina, el Derecho se ha ensalzado en los altares (primero religiosos, luego ético-laicos) de forma absurda, dándole apariencia metafísica, vía latín y sotana. Dándole toga y recovecos.
Pues resulta que el Derecho no es una vía para elevar el espíritu a Dios o al conocimiento supino, y tampoco es un confesionario, por mucho embuste y disfraz que se le quiera otorgar a los conceptos más sencillos poniéndolos en latín. El Derecho, digo, no es elevación, es intentar salir del lodazal con la menor mierda posible y, si se puede, que nos lleve luego la vestimenta al tinte y queden pocas manchas.
Todo eso no se aprende en una biblioteca, aunque ese sea un paso previo o complemento que ya se da en la Universidad o por nuestra cuenta. Se aprende escuchando, escuchando mucho a clientes, viendo juicios, en los pasillos del Juzgado, y preguntándose mil veces ¿qué coño hago yo, ahora, con esto?
Se aprende metiéndose en el fango hasta la nuez.
El Derecho debería ser un conocimiento técnico como cualquier otro así denominado. Lo de letras puras es un engaño del que vive y mal vive mucha gente. Todavía hay alquimistas buscando convertir excrementos en oro.
Y, afortunadamente, también hay gente que busca cambios. Cambio que empieza, simplemente, por llamar a las cosas por su nombre.

4 comentarios:

Néstor dijo...

Bueno, bien sabes que estoy parcialmente -solo parcialmente- de acuerdo contigo.
¿No me estarás metiendo presión?
PD: no sé, pero creo que la piedra Rosetta no contenía un texto jurídico... Pero ya digo, no lo recuerdo.

jegarmimo dijo...

YO COMO SIEMPRE NO ESTOY NADA DE ACUERDO NI CON ESTO NI CON NADA. LLAMA A LA TIA COÑAZO QUE NO SE TE OLVIDE ( PARA QUE SIGAS CON LAS PRÁCTICAS)

R. Gª. ALDARIA dijo...

Vaya, no me jodáis, llevo tiempo intentando meter a la Piedra Rosetta en alguna entrada y aquí es donde más pegaba...creo.
Llamé a la tía coñazo que, cada vez, es más coñazo. El día del juicio me deja en coma fijo.

Anónimo dijo...

¿Tú ves a los jueces-opositores llenándose de barro?