Un "Calderón" presidiendo el Real Madrid es como un "Bernabeú" en la poltrona del Atleti: no puede funcionar. Parecen terminar las noches de cuchillos largos, supuestos delitos y absurdas declaraciones en la White House del balón. Y ahora preside un valencianista y el traidor a los valencianos y héroe de la séptima aún de director deportivo: tampoco puede funcionar. Y la gente añora a un Capitán Pérez que abandonó el barco cuando más se le necesitaba entre su beautiful people y sus empresas. Si vuelve será por la crisis económica más que por amor al escudo. Y el gafe del París-Dakar quiere socavar el Estadio Bernabéu. Dicen que el Real Madrid es el equipo del Gobierno, y va a ser que sí, se ha vuelto tan imprevisible y contradictorio como Solbes y ZP.
La burla institucional se le pegó a Pérez Burrull, que se alió en espíritu con Calderón y Schuster para burlarse de un canterano del Madrid a modo de exorcismo. Pensó Burrull: "no puede ser que este chaval juegue mejor que los flamantes Drenthe y Van der Vaart". Y lo echó por apaleado.
Y encima dicen que el árbitro ayudó a la victoria blanca, ¡y una leche! Se mofó de nuestra cantera desterrada. Yo que Boluda también rompía las relaciones institucionales con Federación y Árbitros, nos dan los puntos cuando ya no podemos remontar y roban al más necesitado.
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