martes, 24 de junio de 2008

De cómo las huelgas y los alarmistas no afectan al látex.

La cambiante actualidad del mundo moderno y que la Selección española esté en semifinales hace que las noticias de hace cuatro días parezcan del Neolítico.
Los camioneros seguro que siguen rumiando su post-huelga, y los que estarán rumiando también, pero en este caso comida literalmente, son los degenerados que desabastecieron los supermercados en apenas dos días. Sé de gente que, por ejemplo, compró en Mercadona cuarenta litros de leche y veinte pollos. Otros llenaron el carro con treinta kilos de harina, y congelados de todo tipo. Gente previsora, gente de orden. Sobre todo: Gente solidaria.
Se ve que leyeron La Carretera de Cormac McCarthy y vieron en la huelga de trasportistas un indicio de hecatombe nuclear. Pobres diablos.
Eso tiene el capitalismo y la estupidez cuando se juntan, que la gente acomodada ante la más leve adversidad se convierte en más alarmista que aquellos que sienten la miseria de cerca.
Supongo que para que las reservas no se pudran estarán organizándose y enviando alimentos al Tercer Mundo, o haciendo fiestas en el barrio para disfrutar de la sociedad, del sentimiento de comunidad: "Come pollo hasta reventar", "Felices y obesos".
Mi único gesto de ciudadano preocupado fue llenar el depósito de Leónidas (sí, he bautizado a mi coche, ¿Algún problema?) Mi padre llenó el depósito, mi cuñado también, algún amigo y compañero también, y yo lo llené finalmente más que por previsión ante una huelga furibunda, que podía durar semanas, incluso meses, ¿años quizá?, por no parecer la oveja negra y despreocupada de la familia ante tan graves acontecimientos.
Seguro que los tipos y tipas (miembros y miembras) que desabastecieron Mercadona son gente formal, muy solidaria, de moral intachable, de cirio y altas miras. Gente que tiene muy limpia su casa, pero que deja la bolsa de basura en el pasillo para que la huela todo hijo de vecino. No quiero imaginar alguna emergencia real con tanta gente escondida amante del caos soterrado.
Por cierto, qué curioso, no ví a nadie llenando el carro de preservativos, que ese desabastecimiento también se pudo producir. Está claro que el sexo inunda las mentes de solidaridad, aleja el pesimismo y huye de la agonía. Quizá los que compraron tantos víveres sin incluir nada de látex es porque ocupan su tiempo libre en limpiar azulejos y no en practicar el salto del tigre.
Señores y señoras, está muy claro: utilicen sus miembros y miembras, y serán solidarios y optimistas.

6 comentarios:

raul rodriguez dijo...

eres un crack por mucho que te sonrojes.
Imaginaté a esta gente poniendo su culo a salvo en una guerra o un desastre natural o teniendo ue compartir esos víveres con quien no pudo abastecerse.
Habría gente que partiría una galleta por la mitad, para alimentar a un vecino y a su conciencia y otros preferirían ver sus alimentos caducar antes que desprenderse de ellos.
Las situaciones de verdadera alaema sacan lo mejor y lo peor.

Esto está cogiendo mucho nivel, tio.

Mr. Hyde dijo...

Estaban en su perfecto derecho a llevarse carros llenos, ahora bien, como bien indicas, esa obsesión por acaparar todo tipo de productos ante una simple huelga de transportistas revela una desazón, un cierto tipo de personalidad enfermiza.
A mi me pareció cómico cuando pasé a Mercadona y estaba literalmente vacío de carnes, leche, congelados,... Resultado: probé el pan intengral y frutos secos varios. Eso que gano en salud.

Néstor dijo...

Pues yo también me sentí en la obligación de llenar carros y carros de comida, pero -para variar- llegué tarde. Solo quedaban barriles de 5 litros de Heineken, así que arramplé con todos los que podía llevar, ja, ja...
PD: es lo que tiene las psicosis colectivas, que nos vemos obligados a comportarnos como imbéciles, queramos o no.

R. Gª. ALDARIA dijo...

Podemos hacer una cosa, como a NÉSTOR le sobra Heineken nos vamos los cuatro esta tarde a ver el fútbol a su casa, y luego debatimos sobre el Derecho de estos sujetos a comportarse así.

Néstor dijo...

Os esperé. Anoche os esperé con la casa llena de gente y de cervezas...

raul rodriguez dijo...

jajajaj néstor aparicio vaya un feo que ye hemos hecho, tio, aunque desde luego dio suerte..