martes, 30 de diciembre de 2008

Las felices navidades.

El otro día le dí la mano a un sinónimo ocasional: estupidez/ideología. El despolitizador que nos despolitice buen despolitizador será. Pero no se preocupen, no es nada grave, que nos politizamos por hablar de algo, que luego lo importante de la política nos lo tomamos a cachondeo.
Politizamos nuestro politono, nuestra tarjeta de crédito, el pin de la chaqueta y los puños de la camisa. Hablar de iniciativas más allá de patéticas e infantiloides confrontaciones es aburrido, no merece la pena, no es navideño.
Tenemos tanta convicción en nuestra profunda ideología que la convertimos en fe, ciega, absoluta, y felicitamos ni más ni menos que la Navidad con metáforas-insulto sobre la supuesta ideología contraria.
¡Que sería de nuestras ideologías (y hasta de nuestras ideas) sin un contrario predefinido que nos sirviera de objeto despectivo para felicitar la Navidad a la gente que estimamos! Y todo ello en sólo 120 caracteres, muy meritorio.
El espíritu navideño inunda nuestras bolsas rebosantes de felicidad, pero sin concesiones a la ideología contraria. ¡Faltaría más!

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