miércoles, 17 de diciembre de 2008

Montes y montones.

No sé si el abogado y el pastor tienen algún común denominador en sus motivaciones profesionales, pero a mí, a veces, bastantes, me da por pensar en cambiar la toga por la visera, el móvil por el silbido. Sobre todo cuando voy a Almadén de juicio y disfruto de las vistas en esta época del año, con estas maravillosas temperaturas.
Quizá el nexo entre ambas profesiones esté en el térmmino "pastorear". Pensaré en ello.
P.D.: Aclarar que todo lo dicho en esta entrada carece total y absolutamente de ironía.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Y en las demás entradas?

R. Gª. ALDARIA dijo...

Tú mismo... El lector siempre tiene la razón.

Néstor dijo...

Ja, ja, ja... Haces bien en aclararlo, juas, juas...
[Hum... Esto mío también va de coña]

jegarmimo dijo...

¡Que pastoril!

Yo de la oveja lo que más me gustan son los corderos, las chuletas de cordero.

El resto es barro en los zapatos, frio en los huesos y caca, mucha caca. Garcilaso y la realidad es pura coincidencia.

R. Gª. ALDARIA dijo...

Yo soy más burro, y cuando pienso en pastores no pienso en Garcilaso, sino en los indios Sioux.