No sé si el abogado y el pastor tienen algún común denominador en sus motivaciones profesionales, pero a mí, a veces, bastantes, me da por pensar en cambiar la toga por la visera, el móvil por el silbido. Sobre todo cuando voy a Almadén de juicio y disfruto de las vistas en esta época del año, con estas maravillosas temperaturas.
Quizá el nexo entre ambas profesiones esté en el térmmino "pastorear". Pensaré en ello.
P.D.: Aclarar que todo lo dicho en esta entrada carece total y absolutamente de ironía.
5 comentarios:
Y en las demás entradas?
Tú mismo... El lector siempre tiene la razón.
Ja, ja, ja... Haces bien en aclararlo, juas, juas...
[Hum... Esto mío también va de coña]
¡Que pastoril!
Yo de la oveja lo que más me gustan son los corderos, las chuletas de cordero.
El resto es barro en los zapatos, frio en los huesos y caca, mucha caca. Garcilaso y la realidad es pura coincidencia.
Yo soy más burro, y cuando pienso en pastores no pienso en Garcilaso, sino en los indios Sioux.
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