miércoles, 20 de mayo de 2009

Algo más de 100 kilómetros y algún convencionalismo (1ª parte)


Puedo decir que he recorrido 101 km en 18 horas y 11 minutos y 6 segundos, según el "diploma de cientounero" que me dieron en la llegada, monte arriba, monte abajo, por caminos infames, por la Serranía de Ronda que casi se nos hizo pequeña. Suena exagerado, pero depende de cómo se mire.
En el momento de la llegada me pareció una prueba más dura que la maratón, sería por la fatiga acumulada durante el día y la noche de forma contínua, donde influye hasta el sueño de llegar a meta más allá de las 5 de la mañana. Pero luego comprobé que no es así, pues se recupera antes, ya que el desgaste muscular es menor marchando que corriendo. Aunque, como todo, supongo que depende del nivel de exigencia con que uno lo haga, porque hay fieras que la hacen casi entera corriendo; pero yo a esto fui sin entrenamiento específico, tranquilo, por curiosidad, a disfrutar.
Y, como digo, depende de como se mire el cansancio, o con que se compare. Por ejemplo, he terminado menos cansado que en un día/noche al 100% de fiesta, feria, boda o similar, que en hacer estos 101, también al 100%. Y eso que he de añadir el viaje de ida y vuelta en coche y el dormir la noche anterior y posterior en plan campamento legionario, con toque de corneta incluido, la madre del corneta...
Distintos tipos de marcha, no más, sin poner ni quitar méritos a uno y otro. Entiendo que suene a locura lo de los 101 y no otras cosas, pero... Pero el cansancio que te dejan los 101, una vez se pasa el agarrotamiento inicial, es plácido, agradable y mentalmente os aseguro que el relax es total, será porque uno se queda al filo del coma inducido o porque las neuronas se quedan fritas al sol a pesar de la gorra, o porque se sorprenden de su propia locura, o porque tratan de ignorarte para que no se te ocurra otra vez hacer lo mismo. Pero el alivio es absoluto.
Hacer los 101 suena a burrada, lo entiendo, pero no será tanto, o se ajustará más a lo que somos que otras cosas, pues os aseguro que la resaca de estos 101 no ha sido la peor de mi vida, por algo será. Incluso si no fuera por las dos malditas ampollas nadie diría fuí a Ronda.
Desde luego es una prueba donde el reto psicológico supera al físico. Creo que la sensación de casancio y fatiga que tenía en el kilómetro 45 era poco inferior a la que tuve en el 70 o en el 100, la diferencia está en querer seguir o no. Llega un momento de no retorno en el que, salvo lesión o desfallecimiento absoluto, el cuerpo es inercia y la cabeza una mezcla de pensamientos absurdos y confusos (que mejor no reproduzco en el blog) que es lo que te puede llevar al abandono. Tirarte casi toda la noche con la simple luz de tu frontal entre el monte y ver Ronda arriba, que nunca llega, subiendo, subiendo y subiendo.


Aun no han colgado la clasificación, no sé como quedé, tampoco me importa demasiado, aunque el orgullo que llamamos curiosidad lleva a que todos al final la miremos y si creemos que hemos quedado bien lo contemos por ahí. De momento sólo sé lo que pone el "diploma de cientounero" que me dieron al llegar: posición nº 43 de la categoría "marcha civil" (no sé cuantas categorías había ni cuál será el puesto global...) Un promedio de 10' 48'' el kilómetro y 18 horas 11' y 6'' de tiempo total, aunque en mi crono me salen dos minutos menos, porque hasta que se sale y luego, cuando llegas, hasta que pasas el control de meta hay un pequeño desfase.
Por cierto, muchos compañeros de camino dijeron que en sus gps y demás cacharros salieron entre 3 y 4 kilómetros más, cuestión que confirmaron algunos miembros de la organización con la boca pequeña por un cambio obligado de última hora por no sé qué motivo. Menos mal que los legionarios intimidan con su simple presencia, porque cuando me enteré de ese alargue me dieron ganas de hacer un cochifrito con el carnero.

http://www.lalegion101.es/

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