miércoles, 18 de febrero de 2009

Junglas de asfalto.

Entiendo que la maratón es la distancia reina de los corredores populares por su factor de aventura, de reto inexplicable e impredecible para el aficionado (lo de los profesionales es otra cosa)
Un diez mil o una media maratón son más previsibles, dependiendo del plan de entrenamiento y de nuestros tiempos. En la maratón aventura e imprevisibilidad van de la mano. No se puede entrenar una maratón para correr otra maratón, supone un desgaste excesivo e insuperable, por lo que existen diversas opiniones sobre tests y pruebas para valorar el posible tiempo en maratón.
Este año me lo he tomado más a pecho y me he vuelto loco viendo consejos de expertos para predecir el tiempo en la maratón. Que si sumar un porcentaje de tiempo a tu mejor tiempo en media maratón, que si hacer series de una determinada distancia a tal o cual tiempo. Que si es necesario tener menos de 38' en diez mil y de 1h 25' en media maratón para bajar de las tres horas, etc.
Saturado de datos y de kilómetros me puse al tajo y los dos domingos previos a esta entrada he puesto en práctica dos entrenamientos (escogidos por simple intuición) que, según dicen algunos expertos, son buenos referentes para hacer tres horas:
1) Una tirada larga de 24 km, 20 de ellos en 1 hora 30 minutos, y el resto soltando, en un tiempo total de 1h 50'; de la cual recuperé muy rápido, el martes como nuevo.
2) Un test de 10 series de 800 metros. Se supone que si eres capaz de hacer cada 800 metros en menos de 3 minutos, serás capaz de bajar de las 3 horas en maratón. Se trata de trasladar los minutos y segundos de cada serie de 800 m. a horas y minutos, respectivamente, para el tiempo de maratón. Es decir, si quieres bajar de 2 horas 50 minutos en maratón, en todas y cada una de las series de 800 m debes bajar de 2 minutos 50 segundos. De media hice las series en 2' 58'', así que parece que bien.
Pero esto son simples referencias. Hay gente que dice que dos semanas antes hay que hacer 28 o 30 km, otros que series de otro tipo, etc., etc. Pero está claro que lo que le sienta bien a un ferrari no le puede sentar bien a un seat y que nadie sabe mejor que nosotros como nos sentimos.
De todo este barullo atlético, que aburrirá a los no iniciados, se pueden sacar curiosas comparaciones con algunos datos de la conferencia sobre el "abogado eficaz" de la que escribí en algún entrada anterior. El abogado, en muchos casos, es un simple corredor de fondo, aunque sólo sea por la duración de los procedimientos y por lo que se tarda en cobrar las minutas.
Las cosas imprevisibles son imprevisibles, y por muchos tests previos que se hagan no hay que olvidar su naturaleza. Por eso hay que mezclar la preparación con cierta "inquietud creativa". Demasiado entrenamiento nos desgasta, nos aburre, hace que afrontemos la competición/juicio cansados, sin buena motivación.
Será porque me he vuelto desconfiado, pero cumplidas con creces las dos pruebas citadas para bajar de las tres horas no tengo seguridad de conseguirlo. Mantengo las mismas dudas, pues no sé cómo saldrá la prueba testifical que me presentarán en el kilómetro treinta y dos.
El equilibrio es algo mágico, una curiosa eternidad. Hay que acostumbrarse a lo imprevisible, para acostumbrarse a reaccionar. Será por eso (por si la maratón pudiera hacerse remotamente aburrida o ligeramente previsible) que me he apuntado a los 101 de Ronda, una prueba que ni siquiera tengo idea de cómo se entrena.
Ya os contaré.

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